El presupuesto nació como una herramienta central para analizar la magnitud y la composición asignativa del gasto junto con una estimación desagregada de los ingresos que permitirían su cobertura. A este elemento central, se fueron sumando con el tiempo otras dos funciones muy importantes: la posibilidad cierta de convertirse en un elemento esencial en el diseño de la política económica y una herramienta idónea de programación. En el transcurso del análisis del presupuesto elevado por el Poder Ejecutivo Provincial veremos que no se cumplen estas pautas y por tanto el proyecto desnaturaliza al presupuesto como instrumento económico.
Al analizar el proyecto de ley de presupuesto para el año que viene debemos considerar que si bien es el presupuesto de un gobierno que comienza, evidentemente, no es un gobierno nuevo desde el punto de vista de que ganó las elecciones el partido que ya estaba en el poder y que, por cierto, gobierna la provincia desde hace veinte años.
Por lo tanto es inadmisible el incumplimiento del Art. 3º de la Ley de Responsabilidad Fiscal (Ley 25917 –LRF),que establece “ Las Leyes de Presupuesto General de las Administraciones Provinciales, contendrán la autorización de la totalidad de los gastos y la previsión de la totalidad de los recursos, de carácter ordinario y extraordinario, afectados o no, de todos los organismos centralizados, descentralizados y fondos fiduciarios. Asimismo, informarán sobre las previsiones correspondientes a todos los entes autárquicos, los institutos, las empresas y sociedades del Estado del Sector Público No Financiero. Los recursos y gastos figurarán por sus montos íntegros, sin compensaciones entre sí. “
como así también lo previsto en el Artículo 21 del proyecto solicitando mas de 90 días para informar las aperturas presupuestarias, las descripciones de programas y metas y el presupuesto plurianual, entre otros incumplimientos manifiestos.
El ex-gobernador Felipe Solá decía el 19 de junio de 2007 (Boletín Informativo Nº 363 Secretaria de Prensa) que se “elaborará el proyecto de presupuesto 2008 para la provincia de Buenos Aires junto a Daniel Scioli”, porque él lo va a tener que cumplir”. Al parecer fue solo una expresión realizada al calor de la campaña electoral.
De acuerdo al mensaje de elevación las proyecciones de las principales categorías macroeconómicas para el año próximo se caracterizan por: un incremento de PBI del orden del 4%, una inflación minorista del 7,7% y un tipo de cambio nominal de 3,21 pesos por dólar.
Esto representa una grosera sub-estimación de la recaudación de impuestos, es decir se estima una reducida tasa de crecimiento respecto a las que efectivamente se registran.
Cuando al referirse a las previsiones macroeconómicas del 2008 el actual Ministro de Economía de la Nación Martín Lousteau expresó “el país mantendrá una tasa de crecimiento de 8 % y aseguró que la inflación se mantendrá en el nivel actual” (Diario El Día 23/12/07). En el mismo sentido todos los analistas económicos afirman que se esperan un año con crecimientos similares al 2007.
Todas estas proyecciones, no son casuales, se basan en la firme convicción que los principales factores que provocan el crecimiento de nuestra economía seguirán en aumento, a saber:
a) La apreciación de los commodities (trigo, soja, maíz sumados al petróleo), se va seguir dando, por la demanda creciente de alimentos de China e India, a la cual se agregará la demanda de los países centrales debido a la incorporación del biodiesel y el uso de grandes áreas sembradas de soja para esta producción.
b) Las expectativas de bajas de la tasa de interés en los Estados Unidos lo que alimentará el ingreso creciente de capitales en la región.
c) La apreciación del real y devaluación del dólar con relación al euro, que siguen favoreciendo en forma creciente la competitividad de nuestras exportaciones.
Es decir, tenemos un contexto favorable que se va a mantener no solo el próximo año sino en el mediano plazo.
Estas expresiones nos demuestran la desviación sustancial del comportamiento real de los parámetros macroeconómicos, con lo tomado en cuenta para confeccionar el presupuesto provincial. Nadie puede creer seriamente que el año que viene podemos llegar a tener una pauta de crecimiento del producto bruto interno de 4 por ciento. Esto no está sustentado en ningún cálculo econométrico serio ni en ninguna pauta de evaluación seria. El efecto estadístico por sí solo, con el crecimiento de este año, que va a orillar 8 por ciento del producto bruto interno y el efecto arrastre será entre dos y tres puntos.
Siempre la prudencia es importante en el tratamiento de un presupuesto. O sea, ser prudente en las estimaciones, constituye un actitud recomendable y positiva.
Y, evidentemente, la prudencia es uno de los principios de la formulación del presupuesto. Pero hay otro aspecto, que es la acuciosidad, que hace referencia a la aspiración de exactitud con que se deben formular los cálculos. Por lo que en un presupuesto, la prudencia debe ir unida al principio de la acuciosidad, es decir, que debe prepararse con el mayor grado de exactitud y sinceridad.
A nuestro entender los desvíos en las proyecciones no obedecen al principio de la prudencia, sino a una actitud de imponer un manejo discrecional de los recursos públicos. El Poder Ejecutivo podrá aplicar esas ampliaciones en los créditos presupuestarios con solo informar a la legislatura de tal decisión de acuerdo al Artículo 16 del presente proyecto.
En cuanto a los recursos está claro que no se contempla reforma tributaria, por lo tanto en la provincia al igual que la nación seguirá con un patrón tributario regresivo. Así es como vemos que siguiendo esa línea se incrementa la participación del Impuesto a los Ingresos Brutos. El tributo que más incidencia tiene entre los que menos tienen. Pasa de un 64,41% de los ingresos tributarios provinciales en el 2007 a un 67% en el proyecto actual. Marcando disminuciones relativas en los tributos que pesan sobre los bienes y la riqueza.
De los recursos nacionales se estima un incremento del 9.2% más con respecto al 2007, estimación exigua según lo que estamos analizando. Este esquema de angustia y restricción en la provincia deriva de una perversa dependencia, que el gobierno nacional explota a través de transferencias discrecionales a las provincias para paliar sus necesidades. Así, como la nuestra, todas las provincias argentinas son fuertemente dependientes de los recursos provenientes del gobierno nacional, con lo cual éste logra imponer criterios que limitan la autonomía provincial en el manejo de políticas públicas provinciales.
Es contradictorio que en la provincia donde más riqueza se produce, donde existe tanto una extensa producción agropecuaria como industrial en pleno crecimiento, con exportaciones extraordinarias, exista una comunidad bonaerense empobrecida y un estado reducido y mínimo para dar respuesta a las necesidades de sus trabajadores y su pueblo. Hasta comienzos de la década de los ’90, entre el 45 % y el 52 % de la recaudación impositiva era transferido a las provincias desde el Estado Nacional. Esa cifra se fue reduciendo y hoy se coparticipa el 32 %. Buenos Aires, que es la provincia que más recursos aporta, es también la que menos recursos recibe, ya que se le coparticipa el 21 % de la masa total coparticipable.
Ante esta realidad lamentamos profundamente que el gobierno provincial no tenga una decidida política de romper con esa dependencia, muy por el contrario no ha manifestado absolutamente nada sobre el despojo que históricamente sufre nuestra provincia, por la no resolución definitiva de la copartipación federal.
Las erogaciones proyectadas para el 2008 son de M$ 34.906 correspondiendo M$ 33.435 al gasto primario y M$ 1.471 a los intereses de la deuda. Lo que representa un incremento del 14,96% en las erogaciones, del 13,42% en el gasto primario y del 66,20% en los intereses de la deuda con respecto al 2007 respectivamente.
Es muy preocupante como a pesar de las desviaciones los intereses de la deuda tienen un crecimiento más que significativo.
Los gastos de personal representan el 56,17 del total de las erogaciones corrientes, lo que representa un incremento del 7,55%. Constituyendo una decisión totalmente incomprensible en el marco de un gobierno democrático, en una etapa de crecimiento sostenido no considerar una política salarial para el 2008, Este dato de no considerar aumento para el personal provincial durante el año 2008, corrobora inequívocamente que el presente proyecto de presupuesto es una ficción que bajo ningún punto de vista se verá corroborado en la realidad.
En los gastos de personal, como sobre el resto de las erogaciones difícilmente se puedan hacer consideraciones fuera de lo analizado por la falta de información y las desviaciones existentes en el proyecto planteado.
El proyecto de ley presentado incluye una autorización al Poder Ejecutivo para endeudarse por hasta la suma de M$ 2.861 para hacer frente a amortizaciones de deuda que la provincia deberá afrontar durante el ejercicio 2008. A la cual debemos agregar M$ 1.525 solicitado en el Artículo 37 con objeto de financiar la ejecución de proyectos de inversión pública actualmente en desarrollo. También se prevé una autorización para reestructurar las deudas que la Provincia mantiene con el Gobierno Nacional, con la intención de habilitar un mecanismo de renegociación “que permita aliviar el peso de sus servicios sobre las finanzas provinciales” según lo expresado.
La deuda que estima el Poder Ejecutivo registrará la provincia, 31 de diciembre de 2007 ascenderá a M$ 36.842, lo cual representa un incremento de M$ 3.885 sobre el 2006 y de M$ 9.481 con respecto al 31 de diciembre del 2003. Es decir durante la última gestión la deuda tuvo un incremento del 34,65 %. Estos números nos indican que la deuda de la provincia ya supera el total de un presupuesto.
Tampoco esta debidamente estimado el gasto tributario del 2008, de acuerdo a los establecido en la ley 25.917 (LRF), es decir no existe información suficiente por carencias administrativas, lo cual nos deja sin referencia cierta, de los ingresos que se dejan de percibir por los beneficios otorgados a través de exenciones, deducciones, alícuotas reducidas, diferimientos, amortizaciones aceleradas y otros mecanismos aplicable sobre los principales tributos provinciales (Inmobiliario, automotor, ingresos brutos y sellos). Imposibilitando el análisis de su conveniencia y la incidencia que cada uno de ellos tiene sobre la población y sobre las finanzas de la Provincia de Buenos Aires.
De lo expuesto surge que por la carencia de información, la inexactitud manifiesta en los parámetros tomados y la ausencia de explicitas políticas fundamentales hacen imposible una consideración seria de lo presentado, ya que no olvidemos que constituye una de las herramientas fundamentales de gobierno.
El otro aspecto a resaltar, a pesar de lo reiterado, con respecto al proyecto de ley en consideración, es la discrecionalidad en el manejo de los fondos públicos, lo cual se ve reflejado en la manipulación de las proyecciones macroeconómicas, el crecimiento esperado de la inflación; y las autorizaciones para introducir modificaciones solicitadas en los Artículos 16 y 17.
Vamos a votar negativamente este proyecto de ley, no solo por todas las falencias enumeradas, sino que también comprobamos a través del mismo la absoluta carencia de propuestas que permitan sacar a la provincia del creciente endeudamiento y a su vez de la ausencia total de propuestas que nos lleven a una reforma tributaria, instrumento imprescindible para ir en busca de una provincia mas justa y más solidaria.